domingo, 5 de octubre de 2008

LA OJERIZA O EL USO DEL odio lateral

castigo Hubo una época en la niñez, que duro hasta ya entrada la temprana adolescencia, donde la presión y persecución de una persona mayor, en este caso el maestro, convertía los momentos e instantes de vida preciosos en situaciones de injusticia incomprendida por el cúmulo de angustia y culpabilidad que esa persona arrojaba por una simple ojeriza sobrevenida, en mi época esta ojeriza solía terminar con la ejecución de castigos físicos ejemplares y sobre todo dolorosos.

Nunca pude entender, ni ahora entiendo, la ojeriza que ciertas personas con trato sobre niños como profesores, tutores, entrenadores, educadores, monitores...  pueden ejercer sobre ellos, sobre todo por la diferencia de criterio y madurez que siempre existe entre ambas partes.

Supongo que estas situaciones se producen por incomprensión del niño o adolescente que hurga en algún mecanismo oculto o acciona alguna fobia de la persona mayor, puede ser por un grado de timidez del niño odiosa, por su atrevimiento, por evidenciar una falta de autoridad, por dar muestras de chulería, por llevar gafas, por ser feo, por ser gordo, porque su padre o madre no caen bien, o simplemente por alguna carencia psicológica de la persona que ejerce este odio lateral.

Tengo muy presente una reunión política en la que se hizo el amago de lapidar al hijo de un político defenestrado por el simple hecho de ser su hijo, sin importar nada más, al mas puro stalinista.  Por supuesto no se hizo, al menos en mi presencia.

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