sábado, 24 de diciembre de 2011

Los problemas están en la tierra no en el cielo

detrasYa tenemos gobierno nuevo y conocemos a sus miembros, sus rostros y sus méritos o desméritos anteriores, yo tengo algunas reservas, quizás infundadas, pero ciertamente instintivas y últimamente es el instinto mi  mejor baza.

Rajoy como presidente lo encuentro contento, salido, se le escapa entre la barba una sonrisa picarona, lo encuentro muy ordenado y con ganas de hacer cosas, su método de trabajo puede funcionar dentro del orden, falta ver como reacciona dentro del caos, por lo demás tiene los objetivos claros pero tengo mis dudas en cuanto a conseguir el fondo.

A Soraya y al equipo mas cercano de Rajoy, le pasa lo mismo, son gente estudiada con cierto fondo intelectual y político y se le nota desbordados de contentos por su papel en la historia inmediata de España.  A ver que tal.

El resto del equipo, ahí están, se han olvidado de la paridad y de los records y han optado por los técnicos de grandes empresas, lo cual puede que este bien, yo personalmente hecho en falta un perfil mas político de los ministros, a favor esta su experiencia, pero están faltos todos de realidad social, y eso, en esta situación nos es bueno.  Quiero decir que si este gabinete fuera francés o alemán, seria fantástico, pero estamos en España y tengo una sensación extraña a la vez que profunda de que nuestros ministros rara vez en su vida han pisado el suelo, nuestro suelo, el primero antes de ningún peldaño, y eso no es bueno.

Los problemas están en la tierra y no en cielo, es necesario mantener el espíritu y los objetivos claros y comenzar con los problemas de la tierra para luego ir subiendo, la verdadera salida del atolladero en el que estamos inmersos esta en los niveles más bajos, cualquier derrotero o perdida de esfuerzos en las nubes no dejaran de ser pájaras mentales y elucubraciones para el negocio de la prensa.

A ver que pasa.

sábado, 17 de diciembre de 2011

La telaraña que nos atrapa

telarañaLa vida en los pueblos ha estado siempre regida por normas de convivencia muy sabidas y casi siempre respetadas, todo el mundo entendía de lindes, donde terminaba lo nuestro y empezaba lo ajeno, el código civil para lo menos malo y el código penal para lo peor.  Normas de convivencia generales que han perdurado muchos años.

Actualmente (Y QUIZAS PAREZCA PESADO) tenemos exceso de prohibiciones y saturación de reglamentos que no sobrevivirían a un examen básico del Constitucional, y tampoco del sentido común, pero ahí están, criaturas inútiles a imagen y semejanza muchas veces de sus creadores, virus letales imbricados en los engranajes de la sociedad, causantes en la mayoría de ocasiones de graves perjuicios a los ciudadanos, sobre todo de los mas débiles.  La administración es consciente, ya se hablaba hace mucho de ello con la ley de servicios, pero en vez de cortar lo absurdo lo han ido alimentando.

Considerando la época y las reglas de la selva económica en la que nos movemos, cualquier intención de generar empleo en este país, tendrá dos barreras difíciles de superar, insisto en la época actual y en las que se avecinan, donde el oasis de borrachera y lujuria por el dinero para todos se acabo.  El dinero siempre ha tenido dueño, y el poder seguirá siendo su sirviente, el poder perdona al banquero y el banquero le perdona y le bendice las deudas y sus pecados. Fácil y sencillo sin necesidad de ingeniería financiera, ni formulas matemáticas difíciles de entender. Pero vayamos a las barreras para la creación de empleo.  Estas barreras no las impone el mercado, las impone la intervención de las instituciones publicas, el gran enemigo del empleo es el alto coste que supone crear empleo, crear empleo en este país es un castigo que esta penado con un enorme lastre económico para la empresa.  Y no se soluciona como pretende el amigo Rosel creando empleo a 400 euros de salario, menuda idea del presidente de la CEOE, similar a los pisos de 20  metros cuadrados para solucionar el problema de la carestía de la vivienda de la señora ministra.  Mal empezamos. Supongo que el señor Rosel es capaz de vivir con 400 euros al mes, o quizás se refiera a empleo para “personas” pero no “humanas”.

Las cosas mejor llamarlas por su nombre, dejar por un momento lo correctamente político, en primer lugar los salarios no tienen la culpa, no son el mayor coste de la empresa en la generación de empleo, lo que asusta son las cargas ajenas a la producción, las que gravan la competitividad, los costes de la seguridad social y los costes de deshacer un contrato, son conceptos que hay que revisar con valentía, costes que recaen sobre la empresa, como si la empresa fuese culpable de la situación del mercado. 

El mayor coste del final de un contrato para el trabajador y para la economía, es no encontrar trabajo al día siguiente, es el paro.  Es el miedo a contratar por el empresario.  Otro tópico es machacar sobre los contratos temporales, llamados precarios, no entiendo como quieren que sean los contratos y el trabajo, son un puro reflejo de la realidad que nos rodea, no puede haber contratos modélicos “puros” en una situación totalmente errática, extraña y tremendamente incierta e insegura, llena de bandolerismo y de atracadores “bendecidos”,  quien asegura por otra parte a las empresas una continuidad en sus trabajos, en sus contratos, en sus cobros, la seguridad social ¿acaso? ¿hacienda?  Que ironía.

Las reformas del mercado laboral hay que hacerlas en el fondo de la empresa, y la empresa hoy tiene dos enemigos enfrente: la seguridad social, hacienda y las inmensidad de trabas burocráticas inútiles y en algunos casos totalmente ilegales, y es por ahí por donde se han de comenzar las reformas laborales, las buenas, “la autentica”.  Hay que aflojar el corsé que asfixia a las empresa, y al trabajador, el lazo que ahoga la capacidad de movimiento, el dinamismo pisoteado, hay que liberar la iniciativa y cambiar el chipo de las administraciones publicas, hay que respetar a los autónomos, mimarlos, a las pequeñas empresas, hay que dejar de machacarlos con todo tipo de ardid, las multas no son la mejor motivación, ya basta de considerarnos a “todos” culpables antes que ciudadanos.  La verdadera reforma esta en los políticos, en las instituciones, tenemos que dejar de ser un país de pandereta y avinagrados, el vinagre para las ensaladas y la panderetas para navidad.  Sobra mucha costra política y falta terreno limpio para jugar el partido del empleo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

No estoy seguro. No sé.

estupidezEstos últimos días me siento extraño, no se si debo mostrar alegría o cierta tristeza por los cambios políticos que se avecinan, ciertamente eso espero que sean verdaderos cambios políticos, faltara ver si se dan en el sentido correcto y acertado para bien de la economía y de todos.

También estos últimos días en la prensa y en las entrevistas con Rajoy se han dejado ver los presidentes de las grandes empresas en su papel de gurús, con grandes frases manidas y en mi opinión vacías de contenido, y eso me entristece.  Sus planteamientos no son para salir de la crisis, ¿que crisis tienen ellos?, crisis como las suyas quiero yo para mi, sus planteamientos buscan más el acercamiento al poder que una solución que quizás los perturbe.

No creo que vengan las soluciones del foco del incendio, se necesita valentía para enfocar y ver con nitidez las causas del empobrecimiento y de nuestras miserias como país. Coraje y compromiso son las palabras y la actitudes necesarias durante los próximos años para darle la vuelta a una situación cada vez más insostenible.

Hace falta volver a la idea de España como nación donde quepan los catalanismos, andalucismos y otros ismos, excepto los que comiencen con nazional.  Las autonomías fueron una cuestión de desligar las administraciones del poder central, acercarlas al ciudadano y ganar en efectividad y sencillez, pero no creo equivocarme si digo que no ha sido así, con la mediocridad de los políticos se han convertido en reinos de taifas, cada una con sus leyes y con criterios que dividen en el ámbito del desarrollo económico, cultural e incluso social.  Una verdadera sangría sin orden ni concierto que además nos esta arruinando, y no solo en términos económicos.  Y los peor no se ha simplificado nada, lo contrario, la complejidad y la incompetencia se ha apoderado de las administraciones autonómicas en perjuicio del ciudadano, pero eso si, ayudando a las tasas de paro y al aumento de la pobreza.

No creo tan necesario revisar las competencias autonómicas, pero si las santas cabezas que las gobiernan, cuanta confusión y desparpajo puede encerrar la incompetencia e inutilidad de gran parte de nuestros políticos. Que clase de fuerza los eleva y los mantiene por encima de nosotros, que luz los ciega y los emborracha de grandeza en pedestales de cartón.  Que visión tan certera para sus asuntos y cuanta oscuridad en el compromiso con la sociedad. Pero como decía el otro, es lo que hay y quizás, añado yo, lo que nos merecemos.

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana y del Universo no estoy seguro. Albert Einstein”.