miércoles, 5 de septiembre de 2012

El exceso de estupidez

estupidez_Hace unos días un cretino me llamo con la excusa de una encuesta estúpida y bastante necia, eran una serie de preguntas absurdas sobre el servicio de grúa municipal de Barcelona, así denominaba mi llamante al acoso y atraco permanente de la grúa municipal de Barcelona, “servicio”, edulcorando el nombre pretendía venderme un solemne abuso y un negocio realmente turbio.  Me preguntaba mi opinión sobre la limpieza de las instalaciones, o sobre la iluminación, ¿?, sinceramente me sorprendió, no podía dar crédito a tanta estupidez, me enojo esta forma tan burda de gastar dinero del contribuyente, pensaba que era una broma, mi interlocutor me dejo claro que no, iba en serio, increíble.  No daba crédito. Mi única reacción, quizás un poco primitiva, pero totalmente sincera fue mandarlo literalmente A LA MIERDA, Y COLGAR.  Que ironía, llevarse el coche la grúa, pagar una multa, desplazarse a recoger el coche y encima reírles las estupideces.

Repito “a_usted_a_la_mierda”.

No es el único caso de estupidez vivido recientemente, sorprende, no se si es una cuestión de rebeldía, sentido critico o como algunos lo denominan “estar quemado”, o simplemente realizar el ejercicio de alejarse un paso y mirarlo todo con un sentimiento de duda, sorprenderse todavía, si es posible, con las cosas que suponemos cotidianas y normales, y que muchas veces son anormales y aberrantes. La clave es no dejarse sumir en el sopor de comodidad y el hastió, es entonces cuando la realidad emerge en todo su esplendor y con ella la estupidez y sus máximos garantes: los estúpidos y los bobos.

No pretendo ser agorero, no quiero echar lecha al fuego de este país, tan dispuesto a la bravuconería y al suicidio colectivo, pero quien de nosos dejaría en manos de un necio o un grupo de necios sus intereses y negocios, su hacienda, ¿usted? ¿tu?  Pues eso, lo peor es que se junta el hambre con las ganas de comer.

Vivimos una época saturada de estupidez y sazonada de necedad, estupidez y necedad emanada de un exceso de estúpidos y demasiados necios. Yo Insisto: “Lo que natura non da Salamanca non presta”.

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