sábado, 5 de septiembre de 2009

La cruzada contra el trabajo

multas A Dios rogando y con el mazo dando, es la frase que define la situación económica y social en la que estamos sumergidos.  Existe una total contradicción entre lo que se dice y lo que se hace, la realidad no tiene nada que ver con la palabrería y el buen rollito oficial, y para no divagar ni filosofar sobre las cuestiones entrópicas que afectan a la política  y a los políticos españoles, como siempre expondré una cuestión banal que afecta a miles de trabajadores no afectos a círculos sindicales ni funcionariales.

Hay una persecución clara y permanente contra el trabajador con movilidad, la aplaudida y recomendada movilidad geográfica, aquí entenderemos movilidad geográfica tan solo comarcal, ya hemos anunciado lo banal del tema, no hablamos de globalización ni exportaciones ni I+D, como siempre tratamos el mundo real y cercano.  Al tema: quien no conoce a un familiar, amigo o vecino que trabaje necesariamente con el coche, sin confundir lo que parece los mismo “ir a trabajar en coche”.  Existen un abanico de oficios y profesiones que obligatoriamente hay que realizarlas con el vehículo, considerando a este como una herramienta más, ahí esta la policía, los médicos de visitas domiciliaras, repartidores, oficios como vendedores, comerciales y la mayoría de oficios que hacen referencia a mantenimientos e instalaciones, o reformas y un largo etcétera de personas que mueven la economía.

Pues bien excepto los dos primeros, todos los demás son considerados una plaga y son permanente perseguidos y acorralados y por fin multados o sancionados con la retirada del vehículo, de tal forma que ya esta siendo necesario considerar una partida nada desdeñable de impuesto revolucionario en presupuestos relacionados con este tipo de oficios.  Por supuesto algún “Gracioso Responsable” del Transit dirá que esto va en beneficio de la sociedad y que los hacen por nuestro bien.  Por eso es bueno que cada 10 minutos pase una pareja de pseudopolicias, cada 5 una moto de la policía y cada media hora un coche camuflado haciendo fotos, es por nuestro bien, para corregir nuestra maldad como ciudadanos, no tiene nada que ver con loa recaudación y las multas embargables.  Esto sucede mientras se trabaja, la guinda del pastel viene luego, cuando después de sortear las trampas de la velocidad variable si hay suerte, porque la mayoría de las veces esas trampas carecen de sentido al ser engullidas por las enormes caravanas de coches parados saliendo y entrando a las grandes ciudades, pues bien la guinda la ponen los mossos, la policía de “casa nostra”, con sus controles, también preventivos,  por nuestro bien, situados estratégicamente (escondidos) en las rotondas, me recuerdan a la guardia civil de hace muchos años situados en los cruces de los caminos al atardecer, sin sol,  detrás de las tapias de piedra esperando al campesino con la mula o la borrica y pedirle todo tipo de explicaciones, de donde vienes, a donde vas, quien eres y que llevas en las alforjas y en algunos casos te llevabas una ostia por atrevido y presunto maleante. ¿os suena?.

Llegado a este punto y demostrada la persecución vial (ya hablaremos de otro tipo de cruzadas) de una clase de trabajadores, nos quedamos todos asombrados un momento y automáticamente asumimos por incapacidad el problema.  No hay nada que hacer.  Hay que joderse.

De la misma forma que se ha puesto en marcha las zonas de carga y descarga, seria necesario articular algún tipo de distintivo que permitiese estacionar, sino de forma gratuita, si con la confianza de no incurrir en sorpresas desagradables durante la jornada de trabajo, que permitiese por ejemplo con el ticket de tiempo máximo en zona azul estacionar con el mismo horario de carga y descarga.

Soluciones hay, hay que buscarlas y añadirlas si cabe en el Plan E.

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