domingo, 28 de diciembre de 2008

Tanta violencia, tanta muerte, tanta locura, tanto silencio, tanta complicidad, ...

gaza3 Estos días de navidad los israelitas y palestinos siguen en su particular guerra prolongada y desigual, tan desigual que no tiene sentido llamarlo guerra, a estas situaciones de escala donde el simple gesto, es castigado con represalias brutales de muerte y destrucción no se llama guerra, y esas acciones no puede quedar justificas por ser acometidas por un Estado.  La política del terror y la muerte para situar fronteras nunca ha funcionado, el miedo y la pasividad de los pueblos no duran eternamente, los pilares donde se fundamenta la paz de esa región no están asentados y el vaso de la intolerancia, al igual que el de la solidaridad se están llenando.  No es buen momento para avivar la llama y no es buen momento para el silencio de las naciones.

Las recesiones económicas no son buen caldo de cultivo para estas situaciones de violencia descontrolada, que cualquier gobernante aburrido puede aprovechar para desviar la atención de sus problemas hacia los del vecino.

Toda violencia es repugnante, pero cuando es tan desproporcionada e indiscriminada resulta, si cabe, más violencia y más repugnante.

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