miércoles, 13 de septiembre de 2006

Propuesta de consenso

Ripollet, 13 de septiembre de 2006

De Celedonio Sepúlveda Reyes

A la comisión ejecutiva de la agrupación del PSC Ripollet

Desde que hice publica mi decisión de presentar mi candidatura a encabezar las listas del PSC para las próximas elecciones municipales previstas para mayo de 2006, han venido sucediéndose una serie de posturas que denotan cierta agresividad y maledicencia hacia un proceso que debiera resultar natural y que viene produciéndose de forma continuada en el partido, en todos los niveles institucionales y orgánicos.

El proceso de relevo que yo propugno no es excepcional ni debe de producir miedos ni rechazos exacerbados, todo lo contrario, debe ser un proceso de reflexión, de autocrítica y de nuevos métodos de encarar la política municipal ante nuevos retos y ante nuevos tiempos, claro esta que esto implica necesariamente el cambio de algunas personas y de algunas formas, pero siempre con un único objetivo: no perder más concejales en las próximas elecciones y seguir gobernando Ripollet.

Por este motivo me reafirmo en mi proyecto de cambio que considero necesario y, lanzo una propuesta a la ejecutiva de la agrupación con el fin de que el proceso sea un proceso de responsabilidad y madurez política, totalmente transparente, sin subterfugios y que dentro de lo posible no produzca en el seno del partido divisiones ni escisiones contrarias al buen criterio y a la razón.

La propuesta es que la ejecutiva en un acto de responsabilidad y de criterio político evite dos posturas que seguramente acabarían enfrentadas, la del candidato oficial y la del aspirante, debilitando y minando un acto democrático, dando la sensación de aferramiento a “la poltrona” ante el partido y ante la ciudadanía.

La opción que yo propongo es que la ejecutiva tome el control del proceso, realizando la propuesta desde su seno de los dos candidatos y que sean los militantes mediante las primarias quienes decidan quien es el mejor candidato para alcalde. De esta forma damos una lección de democracia y ante el electorado se muestra con naturalidad un proceso de relevo sin ningún tipo de estridencias ni enfrentamientos estériles.

Riesgos en principio ninguno, beneficios muchos, para el partido y para el resultado final, sobre todo nos daremos cuenta de que los puestos institucionales y los de partido no son propiedad de nadie.

El partido sobre todo es un lugar de discusión política y de transformación social mediante el ejercicio del poder que otorgan las urnas, no debe ser el templo de las ideas únicas y de los personalismos acentuados.

Lo expuesto ha de ser útil para que las mentes abiertas y con espíritu positivo vean en esto un proceso enriquecedor y no un demonio que se avecina.

Saludos cordiales,

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