sábado, 18 de septiembre de 2010

Señor alcalde estoy trabajando, para comer, por favor no meta el pie en la marmita.

No ha de ser un hecho aislado, estoy seguro de cada uno de ustedes, siente, ha sentido o sentirá, la implacable incompetencia de nuestros gobernantes, incluso los que se dicen más cercanos.  Nunca como ahora, ni en los peores tiempos, me había sentido tan agobiado, incluso acorralado por “la tanta necedad” y por “la tanta incompetencia” ilustrada,  la peor que existe.  Estamos rodeados de ilustrados incompetentes carentes de bagaje vital, lo que les convierte en ilustres ignorantes, o déspotas ilustrados, perdón: Ilustrados déspotas democráticos.

10_inemLa uniformidad de las políticas municipales es causa del férreo control del sistema de partidos y la falta de ideas y compromiso de nuestros ediles, resulta más cómodo y menos peligrosos dejarse llevar por las consignas generales y dedicar el tiempo sobrante a faenas de futuro y provechosas para los fines más personales e íntimos. Por si acaso en las próximas no hay tanta suerte.

Hay muchas clases de trabajo, pero lo simplificare en dos grandes grupos, los que tienen un centro de trabajo fijo y los que el centro de trabajo es móvil, es decir nunca es el mismo y necesitan desplazarlo continuamente, representantes, vendedores, repartidores, instaladores..etc.

Si tu centro de trabajo es fijo, tienes un gran problema para llegar tanto si el transporte es publico como privado, si es privado hay uno añadido, aparcar. Las opciones son pocas pero entre la neblina se vislumbra alguna.

Cuando el puesto de trabajo es itinerante, la única opción es ir motorizado permanentemente, necesitas mover tus recursos contigo para ganarte la vida, veamos la odisea de un instalador que usted ha llamado para cambiarle la caldera.

Parte primera abreviada:

Llegamos a la calle de nuestro cliente, hemos tardado una hora y media en recorrer 11 km., no sabemos si nos han hecho una fotografía de las que cuestan 100 euros, porque sin ir veloces pero con las paradas y arranques, nuestro pensamiento estaba en planificar el trabajo y en hacer repaso de los materiales, y en estar muy pendientes del colapso circulatorio.  Hemos perdido una hora de trabajo y posiblemente nos caiga una multa por ir a 81 km. por la autopista.

La calle esta señalada como privilegiada por motivos electorales, es zona verde, no se puede aparcar ni pagando, un espacio publico como es la calle, por orden y gracia de un ilustrado se ha convertido en una finca particular.  No desesperamos, acudimos a las lecciones de yoga y superamos el inconveniente.

La calle de al lado a 300 metros, es zona azul, territorio publico de pago, y territorio de caza para unos señores vestidos de amarillo y provistos de magnificas PDAs.  Saco el volante de una hora (hay que llevar cambio o tarjeta de crédito) y traslado mi puesto de trabajo 300 metros arriba, herramientas, material y yo mismo.  Después de dos horas de tramites y avatares he conseguido llegar al trabajo.

 

Parte segunda, también abreviada:

Estoy en plena faena, las manos ocupadas y manchadas, la postura incomoda y concentrado en todo lo que me han enseñado para evitar accidentes, pero mi pensamiento de pronto se distrae del gran momento y me advierte del tiempo.  Mierda.  Toda mi obra, mi prudencia, mi concentración, la seguridad en el trabajo, queda al margen, el volante de una hora ha caducado, por tanto, según el señor alcalde ya soy un infractor, estoy delinquiendo y merezco una sanción.  Dejo el trabajo, la herramienta, lo dejo todo y salgo corriendo, no sea que la grúa…

Trato de explicarle al intermediario del alcalde, ese señor de amarillo, que estoy trabajando, que no estoy de fiesta, que me estoy ganando las habichuelas, pero no suelen entender los conceptos más básicos y responden que ellos están trabajando y cumpliendo con su obligación.  Por lo visto su trabajo y su obligación están por encima de mis derechos y mi obligación de trabajar, por lo visto sus hijos tienen más derechos que los míos.

Les indico que si su trabajo es meter la mano en mi bolsillo, que le parecería a él si yo la metiera en el suyo, parece enfadarse.  Creo que no entiende, porque no actúa.

Señor alcalde debe usted explicarme que derecho esta por encima del trabajo, de la obligación de un padre de velar por su familia.  Por favor usted que sabe tanto creando espacios de privilegio, explíqueme como debo realizar mi trabajo, cree una ordenanza para que mi trabajo y mi familia vivan en paz, en la misma paz y seguridad que vive usted.

Parte final

Me quedo con la multa, vuelvo a mi trabajo excitado y nervioso, además de cabreado y termino mi trabajo.

En el estatuto no he visto solución a este problema fundamental, ni de otros tan fundamentales para la vida real y diaria de las personas.

SEÑOR ALCALDE ESTOY TRABAJANDO. RESPETEME.

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